Héctor Castro. certifica el título de la Celeste en la Copa del Mundo 1930
Una imagen clásica de la historia de la Copa Mundial de la FIFA, y qué mejor manera de comenzar esta sección que rememorando a un futbolista singular: el uruguayo Héctor Castro.
Quienes aprecien el romanticismo en el fútbol no podrán quejarse de esta primera instantánea, que recoge su gol de cabeza en el minuto 89, un tanto que sentenció la final de la primera edición de la Copa Mundial, celebrada en Uruguay en 1930.
Para el charrúa Castro, al que vemos observando en la imagen cómo la pelota superaba la estirada del arquero argentino Juan Botasso, este momento de triunfo en Montevideo, al anotar el último gol del partido en el que Uruguay venció por 4-2 en la primera final de la historia de los Mundiales, representó además la culminación de una lucha personal.
Y es que Castro había perdido medio brazo en un accidente con una sierra eléctrica 13 años antes, pero eso no le impidió colgarse la medalla de oro olímpica en 1928 y marcar tanto el primero como, sobre todo, el último gol de Uruguay en el primer certamen mundialista de la historia.
El jugador tenía entonces 25 años. Y aunque ésta acabaría siendo su última actuación en el torneo (ya que la Celeste rehusó participar en las pruebas de 1934 y 1938), ese momento imperecedero supuso un broche de ensueño para su trayectoria.